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 “El desafío de recomenzar” tiene implicancias globales y locales, personales y colectivas, institucionales y del plano de las ideas. Es por esto que presentamos este documento con la intención de hacer un aporte conceptual para proveer sentido, fuerza y audacia para encarar la etapa actual e iniciar nuevos procesos. La etapa lo demanda, la realidad lo impone.

Abordar el tema de los paises emergentes es una posibilidad para plantear en la reflexión realidades que no caben dentro de la clasificación habitual de los procesos de desarrollo. Sin embargo, pensar desde la categoría “países emergentes” es finalmente aceptar el paradigma del capitalismo financiero global y por lo tanto su perspectiva de “progreso”.

Desde el fin del mundo, recomenzamos. La elección de un Papa latinoamericano es un signo de los tiempos indicando que el centro geopolítico agota su capacidad para trazar las vías de un futuro sustentable, y necesita de la potencia de la periferia para trazar una nueva arquitectura global.

Hacer transformación social, es construir pueblo. No se trata de la razón instrumental que modifica el mundo según ciertos objetivos y proyectos, sino de una experiencia vital e histórica en la que un sujeto se construye como soberano. El viejo binomio entre reforma o revolución sigue vigentes bajo otros nombres, demostrando una y otra vez su insuficiencia desde el momento en que insiste y se transmuta.

¿Qué significa la cooperación internacional desde una perspectiva cristiana? Hay dos dimensiones de inflexión a tener en cuenta para pensar sus límites y potencialidades: el paso de la relación norte-sur al sur-sur y del mundo bipolar al multi-polar, y  el largo período que va de la posguerra, el Estado de Bienestar y la revolución del tercer mundo a la irrupción de los países emergentes, con la transición del centro de poder geopolítico del atlántico al pacífico.